"Resulta imposible la comprensión real de la belleza
si no gira la atención en torno a un motivo central"
si no gira la atención en torno a un motivo central"
Con estas palabras Kakuzo Okakura condensa una idea maravillosa acerca de la belleza:
Recordemos o no, todo aspecto de la belleza que apreciemos tiene una semilla, un primer instante en que algo nos pareció simplemente hermoso, sin conceptos, sin comparaciones, un cuadro favorito, una sonrisa cómplice, un antojo completamente satisfecho, el descubrimiento de un perfume.
Recordemos o no, todo aspecto de la belleza que apreciemos tiene una semilla, un primer instante en que algo nos pareció simplemente hermoso, sin conceptos, sin comparaciones, un cuadro favorito, una sonrisa cómplice, un antojo completamente satisfecho, el descubrimiento de un perfume.
Es a partir de este primer despertar que juzgamos todo lo bello en esa dimensión, no necesariamente es la primera vez que experimentamos algo, es la primera vez que nos parece genial o terrible (porque la belleza y su ausencia enseñan lo mismo) la primera vez que nos mueve, ese ejemplo se convierte en el motivo central de nuestra escala, los siguientes ojos se compararán con aquellos, un aroma nuevo nos llevará al perfume primero.
Una vez pintado este primer trazo en la hoja de papel, se comienza el mapa histórico de esa belleza/detalle particular, donde las siguientes líneas girarán en torno a él y lo complementarán.
Gran parte de esas semillas están olvidadas en algún rincón de nuestra infancia, la primera vez que comimos chocolate, el reflejo de un vitral en la pared, tenemos ese bagaje de cosas que nos gustan y no sabemos por qué.
Una de las últimas cosas que aprendí (aprehendí) fue a disfrutar de lo in-concluso, no cualquier cosa, de las historias inconclusas, saber que la siguiente vez que nos veamos algo pasará, un silencio, una risa, una noticia.
Así entiendo qué relaciones están vivas, cuando sé que tenemos algo más que hacer, no quiero la tranquilidad de haber dicho todo lo que debería, quiero deudas, anhelos, me arriesgo a la muerte sin confesión, lo sé, pero mis semanas se llenan de conversaciones con esos afectos que están desperdigados por el mundo.
Nada ni nadie nos cruza ni nos encuentra por casualidad en la vida. |
La verdadera belleza solamente llega a descubrirla aquel que mentalmente completa lo incompleto.
Qué fuerte, Marian!
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