sábado, 31 de diciembre de 2011

Es el asombro ante el milagro: bienvenido 2012

Debes amar la arcilla que va en tus manos
Debes amar su arena hasta la locura
Y sino, no la emprendas que será en vano
Sólo el amor alumbra lo que perdura
Sólo el amor convierte en milagro el barro
Sólo el amor alumbra lo que perdura
Sólo el amor convierte en milagro el barro.
 
Debes amar el tiempo de los intentos
Debes amar la hora que nunca brilla
Y sino, no pretendas tocar los yertos
Sólo el amor engendra la maravilla
Sólo el amor consigue encender lo muerto
Sólo el amor engendra la maravilla
Sólo el amor consigue encender lo muerto.
Debes amar la arcilla que va en tus manos
 
Debes amar el tiempo de los intentos
Debes amar la hora que nunca brilla
Y sino, no pretendas tocar los yertos
Sólo el amor engendra la maravilla
Sólo el amor consigue encender lo muerto
Sólo el amor engendra la maravilla.


En este último día del año 2011 y en la actualización número 100 de este blog que ha acompañado mi tiempo, todos los tiempos que he vivido, aquéllos plenos de amor y aquéllos donde primaba más bien -y lamentablemente- el desamor, quiero que transcurran las horas de este último día de un año que va quedando atrás con dos poetas, dos amores, argentinos, ambos.

Happy new year (Feliz año nuevo) - Julio Cortázar

Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestás tu mano en esta noche
de fìn de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.

* *

 Final del Año - Jorge Luis Borges

Ni el pormenor simbólico
de reemplazar un tres por un dos
ni esa metáfora baldía
que convoca un lapso que muere y otro que surge
ni el cumplimiento de un proceso astronómico
aturden y socavan
la altiplanicie de esta noche
y nos obligan a esperar
las doce irreparables campanadas.
La causa verdadera
es la sospecha general y borrosa
del enigma del Tiempo;
es el asombro ante el milagro
de que a despecho de infinitos azares,
de que a despecho de que somos
las gotas del río de Heráclito,
perdure algo en nosotros:
inmóvil. 

Sólo el amor - Silvio Rodríguez 




¡Sólo el Amor alumbra lo que perdura! ¡Bienvenido 2012!

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