domingo, 18 de diciembre de 2011

Haber atado ciertos hilos de amor y resplandor

Haber dejado una moneda de fuego en la mano de otro,
haber atado ciertos hilos de amor y resplandor,
haber perdido algo
al salir de la casa vacía.

Haber estado, haber acompañado,
haber estado complicado con el viento que siempre tiene razón,
con la tierra y el agua y con la hierba que siempre tienen razón.
No haber cumplido años lejos de sí mismo,
no importa si de rodillas o en medio del pantano pero cerca de sí,
o entre asuntos pendientes o torcidos desde el comienzo,
pero masticados con tus dientes.

No importa ser un objeto más o menos clasificable
despreciable por los que deciden,
no importa ser superado, masacrado, tergiversado, desmentido,
con todo eso se hace la verdad.
 
 
No importa ser interrumpido 
si estás al pie del árbol gigante en el día sin fin, 
al pie del árbol de piedras preciosas del sueño que sólo 
pertenece a los hombres,
y si has podido hablar con esas piedras
y acompañar hasta su casa a alguien 
en un momento duro de la noche.
No importa que no haya solución para nadie ni perdón para nadie
ni si al fin estás solo en las salinas de la madrugada
haciendo todo lo posible para que salga el sol,
para que estos rostros queridos no se hundan en los
rápidos de la nada
que acecha tanta maravilla.
POR ÚLTIMO - RAUL GUSTAVO AGUIRRE
Éste es el primer poema que leo de él, poeta argentino
con una cierta influencia surrealista. ¿Cómo podía ser de otro modo? 
Ya me embelesó su maravilla.
La poesía es un salvavidas.
Y la música salva ante cada nueva nota.
 
Giovanni Marradi - Lysistrata


Haber estado, haber acompañado, 

siempre.

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