¿Qué tienen en común Oscar Wilde, Amedeo Modigliani, Maria Callas y Jim Morrison? Todos ellos y muchos más descansan en el cementerio más grande de París urbano y uno de los más conocidos en el mundo: el cementerio Père-Lachaise. La tumba de Oscar Wilde sorprende ante todo porque está llena de besos. Labios pintados que dejan su carmín en la lápida para demostrar su amor a uno de los mejores escritores de la literatura universal.
Cuando el 30 de noviembre de 1900 falleció de meningitis en el Hotel d'Alsace, en París, Francia, fue enterrado en el Cementerio de Bagneaux y, en 1909 sus restos fueron trasladados definitivamente al Cementerio de Père-Lachaise. Sobre su lápida se inscribió: «Verbis meis addere nihil audebant et super illos stillabat eloquium meum» («Tras mi palabra no replicaban, y mi razón destilaba sobre ellos» extracto del Libro de Job, 29, 22).
Su tumba -digna de un dandi como Wilde- es obra del controvertido escultor Jacob Epstein. Considerada “obscena”, fue mutilada en sus partes pudendas, pero eso no impidió que las marcas de besos y los papeles con notas destinadas a Wilde dejasen de fascinar, unas para pedir inspiración y otras para agradecérsela ("Gracias Maestro").
¡Sí! Es la tumba de Oscar Wilde... Completamente cubierta por besos de bocas llenas de carmín... si no encontró la admiración en vida de una sociedad victoriana e hipócrita, ahora sí que parece haberla encontrado en el bonito Père-Lachaise.
Si de amor se trata...
En la imagen anterior se puede observar cómo este árbol "desparrama" su vida cubriendo las tumbas con su sombra protectora. Una pareja de enamorados gravó un corazón con sus nombres en el corpulento tronco... ¿Por qué? ¿Para que su amor perdurase tanto como el árbol?
Respecto del amor, Oscar Wilde escribió:
"...aquel hombre había matado lo que amaba, y tenía que morir por ello.
Sin embargo -¡y óiganlo bien todos!-, los hombres todos matan lo que aman: unos con una mirada de odio, con una palabra acariciadora otros; el cobarde con un beso, el hombre valiente con una espada.
Unos matan su amor cuando son jóvenes, cuando ya son viejos otros; unos lo ahogan con las manos de la lujuria, con las manos del oro otros; los más compasivos se sirven de un cuchillo, del cuchillo que mata sin agonía.
El amor de unos es demasiado corto, demasiado largo es el de otros; unos venden, y los otros compran, unos hacen lo que tienen que hacer con muchas lágrimas, otros sin un solo suspiro; pues los hombres todos matan lo que aman, aunque no todos tengan que morir por ello".
Fragmento de la Balada de la cárcel de Reading
André Rieu
Love theme from Romeo and Juliet
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